
"Si no me gustara más la quietud de la tumba, me encantaría el rumor de estos árboles, el murmullo del arroyo donde voy cada tarde a ver la hoja seca derivar en el agua clara; quisiera amar el pobre presbiterio, que durante trecientos años cobijó en su seno de piedra bruta a las generaciones pacificas, dichosas e incultas de estos felices salvajes que tan iluminadamente amaron y servieron a su Creador. Amaría todo; pero amo mucho más la muerte."

Soy un hombre que sabe todo y muchas cosas más. Yo no espío la vida de mi prójimo, y tampoco me paseo por los salones buscando una idea que pueda abarcar un volumen de trescientas páginas, que, luego, vil espia, te vengo a vender por 480 réis. Esto, nunca. Todo esto que sé, y mucho más que espero saber, me lo dice una señora respetable.

"Después de mi muerte, es natural que los estilistas se preocupem por mi vida y mis recursos de Artista."

Vivo desde hace 27 años en una casa de campo, entre S. Tirso y Vila Nova de Famalicão, conocida como S. Miguel de Seide. Aquí he escrito la mayor parte de mis libros, aquí he envejecido completamente alejado del mundo que dejé en el vigor de mi juventud, y aquí pretendía morir. Sin embargo, la suprema desgracia vino aquí herir lo más sensible de mi alma, matando a mi nieta y enloqueciendo a mi hijo – los únicos amparos de los que dependía mi vejez.

Hoy le envio la nueva fachada de su casa. Malbário ya está cavando en las canteras, y va a construir los cimientos.

"Si no me gustara más la quietud de la tumba, me encantaría el rumor de estos árboles, el murmullo del arroyo donde voy cada tarde a ver la hoja seca derivar en el agua clara; quisiera amar el pobre presbiterio, que durante trecientos años cobijó en su seno de piedra bruta a las generaciones pacificas, dichosas e incultas de estos felices salvajes que tan iluminadamente amaron y servieron a su Creador. Amaría todo; pero amo mucho más la muerte."

Soy un hombre que sabe todo y muchas cosas más. Yo no espío la vida de mi prójimo, y tampoco me paseo por los salones buscando una idea que pueda abarcar un volumen de trescientas páginas, que, luego, vil espia, te vengo a vender por 480 réis. Esto, nunca. Todo esto que sé, y mucho más que espero saber, me lo dice una señora respetable.

"Después de mi muerte, es natural que los estilistas se preocupem por mi vida y mis recursos de Artista."

Vivo desde hace 27 años en una casa de campo, entre S. Tirso y Vila Nova de Famalicão, conocida como S. Miguel de Seide. Aquí he escrito la mayor parte de mis libros, aquí he envejecido completamente alejado del mundo que dejé en el vigor de mi juventud, y aquí pretendía morir. Sin embargo, la suprema desgracia vino aquí herir lo más sensible de mi alma, matando a mi nieta y enloqueciendo a mi hijo – los únicos amparos de los que dependía mi vejez.
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Rutas en la ficción